Escrito por: Mónica Acosta
Psicooncóloga de Psiconutrición oncológica
A continuación te contaré una reacción frecuente, que sucede ante un un diagnóstico de cáncer:
Un día amaneces, como cualquier otro día, lejos de saber que tu vida tendrá un cambio tan abrupto. A las 7 a.m., te preparas para salir a trabajar y horas más tarde, recibes la noticia de que te detectaron un cáncer… wow… una catarata de preguntas a la vez, los miedos afloran, crees que te queda poco tiempo por vivir, el futuro y el pasado se entremezclan tratando de imaginar qué lo originó y qué te ocurrirá; todo es tan intenso, incierto, nuevo, extraño, que el maremágnum emocional que estás viviendo, necesita un apoyo de unos viejos conocidos, tus mecanismos de defensa. Llegan en tu auxilio de inmediato, para colaborarte en la comprensión de lo que te sucede, pero de una forma pausada. Uno de ellos es la negación y funciona así: esperas y anhelas que todo sólo sea una pesadilla de la cual pronto despertarás, o mejor aún, que solo se trate de una equivocación, o que la masa o tumor que te están estudiando simplemente un día desaparezca; y continúas tu vida sin hacer conciencia de eso que no quieres aceptar; no lo nombras, ni le das espacio de tal forma que esto te permita seguir activo, controlando aquello que sabes controlar, como tu trabajo u otros compromisos, de tal forma que regresas a una relativa calma diaria. Esa negación, que, en su función de defenderte, se va a ir flexibilizando poco a poco y te permitirá ir asimilando la presencia de la enfermedad y adquiriendo las herramientas para adaptarte y trabajar sobre los desajustes que puedas presentar en tu vida actual. Cuando logras pasar esta etapa de negación, probablemente comprendes que el cáncer requiere compromiso para sanar y esto va más allá, de hacerte cirugías, quimioterapias o radioterapias. Implica aprender a escuchar a tu cuerpo, tus necesidades y tus emociones, que muchas veces solo encuentran las enfermedades como medio de expresión. Sin embargo, cuando la negación se instala de forma constante durante el proceso oncológico, puedes tener serias dificultades para seguir las recomendaciones de tu Oncólogo o tu equipo asistencial, el manejo de los efectos secundarios se puede complicar y los cambios a profundidad que tu vida necesita difícilmente se darán. Paul Watzlawick, Psicólogo austriaco y relación con lo que sucede ante un diagnóstico de cáncer, observó como algo inadecuado, comportarse como si el problema no existiera, es decir aplicar como solución la negación del problema y a pesar de que la situación exige cambios, no se hacen, interfiriendo con la recuperación, precisamente por la forma de abordarlo.
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